BLOG

El Centro San Rafael de atención a personas con discapacidad intelectual con necesidades complejas de apoyos en Alicante está gestionado por la Fundación San Francisco de Borja.

El proyecto ofrece asistencia a más de 100 personas con discapacidad intelectual, a través de programas que van desde la atención residencial al apoyo individual. Entre los programas disponibles se encuentra una residencia, un centro de día, varias viviendas y servicios de apoyo tanto en el propio hogar como de respiro familiar.

La Fundación colabora desde hace años con esta entidad que, durante el año 2020, ha tenido que adaptarse a la nueva situación sanitaria derivada de la covid-19. Entrevistamos a Ana Carratalá, directora de la Fundación San Francisco de Borja, para para conocer un poco más su trabajo y cómo ha sido el pasado ejercicio para ellos

¿Podría explicarme a cuántas personas atienden y qué servicios les ofrecen?

La Fundación, a lo largo del 2020, ha dado apoyo a 113 personas con discapacidad intelectual, 40 mujeres y 73 hombres. El servicio que acoge a mayor número de personas es la residencia, con 60 plazas distribuidas en 5 hogares. En el Centro de Día San Rafael apoyamos a 42 personas, 14 de las cuales viven en las dos viviendas que tiene la Fundación en Alicante. A estas plazas se añaden las 8 del servicio de atención de día Benisaudet, y las de respiro y apoyo a la vida independiente.

¿Qué supuso para el centro la entrada en vigor del Estado de Alarma? ¿Cómo se adaptaron los proyectos y servicios?

La entrada en vigor del estado de alarma ante la crisis sanitaria de la COVID-19 supuso para nosotros un cambio de prioridades, pasando la salud y seguridad de las personas a las que apoyamos a un claro primer plano. Nuestro objetivo fue evitar que el virus entrara en el centro y que afectara a las personas más vulnerables. Para ello, se cerró el centro de día pasando a atención telemática a sus usuarios. Los servicios vivenciales se transformaron en burbujas, con grupos estables de personas residentes y trabajadoras y un cambio total de las actividades, realizándose la mayoría de ellas dentro de cada hogar. Lo más duro ha sido el distanciamiento con las familias y de las personas queridas, ya que, en más de una ocasión, hubo que suspender las visitas y las salidas a casa.

Y tras el periodo de confinamiento, ¿cómo se han adaptado a las nuevas circunstancias sanitarias?

Inicialmente la adaptación de las personas usuarias fue sorprendente mejor de lo que pensamos. En ello jugó un papel fundamental el personal de apoyo, que trató de transmitirles seguridad y cariño. Sin embargo, con el paso de las semanas empezaron a aparecer síntomas de apatía, desmotivación y tristeza. Se han podido recuperar algunas de las actividades que se hacían habitualmente, como excursiones, deporte, fiestas dentro de las burbujas, etc. Sin embargo, tenemos puesta nuestra esperanza en que la vacuna permita poder recuperar aquellas actividades que llenan de sentido sus vidas y que ofrezcan motivaciones por la que valga la pena levantarse cada mañana.

¿Qué perspectivas tienen para el presente ejercicio? ¿Han registrado un incremento de personas que necesitan más ayuda por la situación sanitaria?

Hemos tenido un inicio de ejercicio muy duro, ya que no hemos podido librarnos de que en esta tercera ola entrara el virus en San Rafael. Afortunadamente, ya hemos empezado la campaña de vacunación y el brote, que ha tenido consecuencias muy tristes, parece que se va controlando. En estos meses hemos priorizado las necesidades sanitarias de las personas usuarias, pero creo que todos y todas aspiramos a que en 2021 podamos recuperar aspectos importantes de la vida para cada persona, como la familia, la amistad, las actividades en la comunidad y todas aquellas cosas que forman parte del proyecto de felicidad de cualquier persona.

Dicen que toda crisis trae oportunidades. En su caso, como entidad, ¿sacan algo bueno de toda esta crisis?

Creo que, como todos, hemos aprendido cosas valiosas de esta pandemia. En primer lugar, nos hemos hecho conscientes de nuestra fragilidad y nuestras vulnerabilidades y, con ello, de lo importante que son los cuidados. Hemos oído este año que el trabajo que siempre se ha hecho en San Rafael forma parte de los trabajos esenciales de nuestra sociedad. Espero que no lo olvidemos.

También hemos aprendido a disfrutar de las pequeñas cosas, a darnos cuenta de lo que vale un abrazo, un beso, un acompañamiento. En San Rafael nos hemos tenido cerca unos a otros. Sabemos que los seres humanos somos esencialmente solidarios y eso también lo hemos podido experimentar en estos meses.

A nivel práctico, hemos avanzado mucho en tecnologías de la información y la comunicación, tanto en la gestión como en la atención a las personas y a sus familias. Y sobre todo hemos aprendido que la vida es un valor que hay que cuidar tanto en los aspectos de salud como en los de plenitud.

¿En qué proyecto se invierte la ayuda de la Fundación Manuel Peláez? ¿En qué consiste? ¿A cuántas personas beneficia?

La Fundación Manuel Peláez siempre ha estado dando el apoyo que necesitamos para llegar a donde las ayudas públicas que recibimos no alcanzan.

Este año 2020 los gastos derivados de la atención se han multiplicado hasta cifras insospechadas. Hemos tenido que atender a las personas en sus hogares-burbuja, en el centro de día, en los aislamientos por casos sospechosos, en los aislamientos preventivos. Esto, y las bajas ocasionadas por el riesgo del COVID, ha provocado que se incrementaran mucho las necesidades de personal para mantener a las personas con discapacidad seguras. Agradecemos la contribución de la Fundación Manuel Peláez en el objetivo de que hayamos podido terminar el año sin que el virus entrara en San Rafael.

Si continuas navegando por la web, aceptas el uso de Cookies. +info

The cookie settings on this website are set to "allow cookies" to give you the best browsing experience possible. If you continue to use this website without changing your cookie settings or you click "Accept" below then you are consenting to this.

Cerrar