BLOG

La Fundación Dasyc se constituyó en Valencia en 1994 como una institución de carácter benéfico y sin ánimo de lucro promovida por un grupo de profesionales que desean contribuir activa y responsablemente al desarrollo integral de las personas, conscientes de su repercusión en la mejora de la sociedad.

Actualmente la entidad trabaja en Alicante, Castellón, Valencia y Palma de Mallorca, y sus proyectos están dirigidos a niños, niñas, jóvenes, mayores, familias y población general en situación de riesgo de pobreza o exclusión social.

Durante el año 2020, tuvimos la oportunidad de colaborar con la Fundación Dasyc en su proyecto Acompaña-2, una iniciativa que trata de atender las necesidades socio-afectivas de las personas mayores y/o dependientes que se sientan solas y se encuentren en sus domicilios, residencias y/o hospitales, con la finalidad de acompañarlas, promocionar su autonomía, promover su socialización y crear un espacio de retiro para familiares y cuidadores de mayores o dependientes.

Entrevistamos a Alba Pérez-Adsuar, delegada de la fundación Dasyc en Alicante.

¿Podría explicarnos a cuántas personas ayudáis con el proyecto Acompaña-2 y qué servicios les ofrecéis?

Este proyecto se lleva realizando desde hace casi 20 años. Lo desarrollamos en Alicante y en los pueblos adyacentes, la zona de playas y San Vicente del Raspeig. Se trata de un proyecto muy bonito que lo hacen posible las personas voluntarias, que atienden entre 85 y 90 personas aproximadamente.

El proyecto consiste en acompañar a estas personas que se encuentran en una situación de soledad no deseada. Lo que hacen los voluntarios es un acompañamiento emocional, no acompañamiento asistencial, ya que los usuarios están atendidos por las instituciones públicas, de hecho, son los Servicios Sociales quienes los derivan. El programa incluye actividades como paseos, conversar, acompañarles al médico, o ayudarles a hacer la compra y otro tipo de gestiones.

¿Cuántos voluntarios participan en este proyecto? ¿Cuál es el perfil?

En total son 65 voluntarios los atienden a los 85 usuarios. En general, el perfil es el de una persona no profesional, pero para ser voluntario en este proyecto hay que tener una sensibilidad especial para atender las personas mayores.

La edad es muy variada, ya que se puede ser voluntario desde los 14-15 años con una autorización paterna. Lo importante es ser empático, tener escucha activa, tiempo libre y compromiso con el voluntariado.

¿Cómo habéis adaptado este proyecto a la nueva circunstancia sanitaria?

Está demostrado que la soledad provoca grandes deterioros psíquicos y físicos en las personas y, lamentablemente, es una de las consecuencias que ha tenido esta pandemia: muchas situaciones de soledad se han agravado con el confinamiento y los meses posteriores.

Desde el principio, nuestro objetivo fue proteger la salud, tanto de nuestros usuarios como de los voluntarios, por tanto, el programa se convirtió a telefónico y virtual, con las consiguientes dificultades, ya que la brecha digital es muy importante en este rango de edad con el que trabajamos.

Nuestros voluntarios cambiaron las visitas semanales por llamadas y videollamadas periódicas y cuando se pudo retomar la presencialidad, se retomó en aquellos casos que quisieron, siempre cumpliendo las medidas de seguridad.

¿Cambios que notáis en los usuarios gracias a este programa?

Los cambios en los usuarios son en muchos casos asombrosos. Hemos llegado a comprobar como hasta les cambia el color de piel, están más sonrientes… pasan de ser personas generalmente tristes a personas con esperanza.

Por otro lado, para los voluntarios es muy gratificante, ya que se sienten más plenos, y perciben que su tiempo es muy valioso y dedicarlo a alguien que no necesita es muy realizador.

¿Qué perspectivas tenéis para el presente ejercicio?

Nuestro objetivo para este año es mantener esos contactos y las visitas, siempre según la circunstancia sanitaria, pero intentando no descuidar a nadie.

Como entidad, ¿sacáis algo bueno de toda esta crisis?

Hemos comprobado que la generosidad de la gente se ha vuelto a disparar. Se ha notado en aportaciones económicas, pero también en voluntariado. Las personas son mucho más generosas a la hora de dar tiempo. Además, vemos que gente está muy por la labor de digitalizarse gracias a esta situación y eso es un punto positivo.

Si continuas navegando por la web, aceptas el uso de Cookies. +info

The cookie settings on this website are set to "allow cookies" to give you the best browsing experience possible. If you continue to use this website without changing your cookie settings or you click "Accept" below then you are consenting to this.

Cerrar