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El 5 de octubre de 2004 nacía la Fundación Manuel Peláez del Castillo de la Comunidad Valenciana de la mano del empresario Manuel Peláez Castillo. Su voluntad fue canalizar las actividades de mecenazgo que realizaba la empresa de la que era presidente a través de una organización que pudiese abarcar más campos actuación, como la cultura, la formación o los proyectos sociales. Su filosofía siempre estuvo basada en el pensamiento de “compartir con la sociedad los beneficios que los ha hecho posibles”.

Según cuentan los archivos, las dos primeras actuaciones que llevo a cabo la Fundación como tal fue iniciar ayudas a la integración escolar de personas con discapacidad psíquica y atención terapéutica a jóvenes drogodependientes. A partir de ahí, la fundación coordinó y colaboró en proyectos culturales, sociales y educativos con organismos oficiales o asociaciones. Entre sus objetivos siempre estuvo colocar a la figura de empresario como un elemento clave de crecimiento social en las poblaciones actuales.

Hablamos con Concha Aldave, quien fuera directora de la entidad desde su creación y hasta 2020, año en el que se jubiló, para que nos hable de los orígenes del a fundación y su evolución hasta la actualidad.

¿Participó en la creación de la Fundación? ¿Cómo fue ese proceso?

Don Manuel tenía esa idea en la cabeza desde siempre, la de crear una fundación para canalizar toda la obra social que desarrollaba como empresario. Fue cuando se jubiló cuando decidió que era el momento de hacerla realidad.

Contó con Marcela Fernández, que era por aquel entonces la secretaria general de la Fundación Coepa (Confederación Empresarial de la Provincia de Alicante). Marcela fue la que nos ayudó con la parte de la redacción de estatutos y para dar los primeros pasos a nivel administrativo, y así fue como empezó.

¿Qué pensó cuando le ofrecieron ser directora de la Fundación?

Yo había sido la secretaria de Don Manuel durante más de 30 años, así que cuando decidió poner en marcha la fundación me ofreció esa oportunidad. Para mí fue un reto y un orgullo que confiara en mi después de tantos años trabajando juntos. Siempre estaré agradecida a Don Manuel por ofrecerme esa oportunidad, porque ha sido la etapa de mi vida más gratificante a nivel laboral.

¿Fue difícil al principio?

Al principio, como en cualquier proyecto nuevo, tienes el miedo de no estar a la altura, pero Don Manuel era una persona que tenía las cosas muy claras y, por supuesto, eso ayuda. Después, una vez empezamos a trabajar en distintos proyectos, fue todo rodado, porque lo que hicimos fue recoger el testigo de la responsabilidad social que se desarrollaba desde la empresa.

¿Qué es lo que más recuerda de su etapa como directora de la Fundación Manuel Peláez?

Uno de los momentos que recuerdo con gran emoción, fue la primera vez que asistí a un acto de altas terapéuticas de Proyecto Hombre, es una de las situaciones más conmovedoras que he vivido. Pero en general, recuerdo con gran ternura haber podido colaborar con tantas y tantas entidades que trabajan para ayudar a otras personas, no solo en Proyecto Hombre, sino también con APSA, la Asociación Parkinson, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer… entre muchas otras.

¿Cómo fue trabajar con Don Manuel en la Fundación? ¿Puede contarnos alguna anécdota?

Trabajar con él fue un aprendizaje diario. Era una persona exigente y, a la vez, muy motivadora, que te impulsaba a superarte y que siempre buscaba la excelencia, por eso aprendí muchísimo. También de su actitud positiva, de su mente despierta y de su creatividad. Cuando se le metía una cosa en la cabeza no había quien le parase.

Recuerdo como cuando se empeñaba en conseguir algo, luchaba hasta hacerlo realidad. Eso pasó justamente con la sede de Proyecto Hombre, que se hizo posible por su voluntad y porque consiguió involucrar a otras personas en el proyecto. Se implicó tanto, que parecía el jefe de obra. Por ello, y muy merecidamente, el edificio lleva su nombre.

También destacaría la capacidad de Don Manuel para trasladar su positividad a todo el mundo. Muchas veces venían personas a su despacho a contarle un problema personal y, tras hablar con él, salían con un ánimo diferente. Le gustaba escuchar y daba siempre consejos muy positivos.

¿Qué proyectos recuerda con más cariño de su etapa en la fundación?

Hay dos cosas que son las que más me gustaron. Una de ellas fue la creación del departamento de Trabajo Social, desde donde se ayudaba al personal que trabajaba en ECISA. Creo que este es uno de los proyectos más realizadores que pusimos en marcha, porque podías apoyar a tus propios compañeros y es muy satisfactorio hacerlo. Aquí no me puedo olvidar de mencionar a las dos personas que gestionaron el proyecto, Patricia Guijarro y Alicia de la Asunción, por su implicación y saber hacer, ambas grandes profesionales a las que recuerdo con mucho cariño.

El otro proyecto que más recuerdo fue Holon, una iniciativa europea desarrollada por la Diputación Provincial de Alicante para formar a personas que enseñaran a resolver conflictos en las empresas públicas y privadas, y gracias al cual pude viajar por distintos países de Europa, como Polonia, Italia, Bruselas o Rumanía, entre otros.

¿Cómo fue la despedida de la Fundación?

La verdad es que me gustaría haberme podido despedir sin toda esta situación derivada de la pandemia, pero no ha sido posible. Aún así, me organizaron un almuerzo de despedida en petit comité que me hizo muchísima ilusión y que disfruté mucho.

¿Dónde cree que debería centrar la Fundación sus esfuerzos?

Estoy convencida de que la presidenta actual, Carmen Robles, va a saber seguir el legado iniciado por Don Manuel. Ahora más que nunca es el momento de seguir apoyando a temas sociales y a las personas que más lo necesitan, pero también, como quiso el fundador, promocionar la cultura y las tradiciones alicantinas como la Semana Santa o las Hogueras, así como también apoyar todo lo referente a la cátedra que lleva su nombre.

¿A qué dedica ahora su tiempo?

Pues a hacer senderismo por la naturaleza, el monte y la playa, a leer, a mi nieta… y, cuando pase todo esto, espero volver a viajar.

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